Los escasos recursos destinados a la salud en los presupuestos nacionales nos deben hacer juiciosos en la utilización de ellos. Esto quiere decir que cada vez debemos ser más eficientes en la utilización de los mismos. A menor uso de recursos mayores beneficios sin desmedro de la calidad de los servicios que debemos brindar.
Los avances tecnológicos en la atención de salud hacen que los costos de los servicios de atención se incrementen rápidamente. Es decir, estamos ante un incrmento constante de los costos en la atención mientras tanto, en los ingresos de la familias demendantes de estos servicios no sucede lo mismo.
No voy a hablar de costos directos o indirectos. Tampoco de costos fijo y variables. Sólo quiero recalcar que la tercera parte de los gastos anuales en salud son gastos de bolsillo, es decir, son gastos realizados por las familias. Estos gastos son costos indirectos de la atención de salud y significa que la tercera parte del presupuesto es solventados por los gastos de bolsillo.
Esa solvencia puede ser realizada por familias con ingresos adecuados pero, ¿qué hay de aquellas familias sin ingresos? Se desnutren, se enferman, se mueren.
Por esta razón debemos buscar métodos que subsidien o que garanticen una adecuada atención de salud para los menos favorecidos. De esa manera se podrá hablar realmente de equidad en salud.
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