La salud, según la Organización Mundial y Panamericana de la Salud (OMS, OPS), es el completo estado de bienestar físico, mental y social, individual y colectivo, y no sólo la ausencia de enfermedad.
Desde este punto de vista, existen una serie de determinantes, no sólo dependientes de sector salud, que condicionan y condicionarán este completo estado de bienestar. Condiciones básicas: trabajo, educación, vivienda,
alimentación, saneamiento, agua potable, condiciones
de vida, hábitos, recreación son algunos de los factores determinantes del estado de salud.
Por otro lado, mantener un buen estado de salud individual y colectivo implica la existencia de políticas, programas y servicios multisectoriales adecuados a
las diferentes necesidades de la población. De ahí que la acción colectiva del estado y la
sociedad civil buscan proteger y mejorar la salud de los individuos que va más allá
de las intervenciones de base poblacional o comunitarias incluyendo la
responsabilidad de asegurar el acceso a cuidados de salud de calidad (OPS,2000).
Ante este escenario, la salud, que es un derecho inherente al ser humano se convierte en un BIEN MERITORIO, y por lo tanto, obligatoriamente, debe ser garantizado por el Estado. Cumplir con esta obligación implica incurrir en una serie de gastos en recursos financieros, humanos y materiales que generalmente, para el sector salud son, casi siempre, escasos.
Es así como la salud se convierte en un bien económico porque para mantenerla o recuperarla hay que consumir bienes y servicios que se obtienen en un mercado, llamado mercado de servicios de salud, a un precio determinado. Entonces, la salud cuesta y ante un escenario de escasez se hace necesario el uso eficiente y equitativo de los recursos escasos destinados al sector.
La Economía de la Salud, rama del saber que cohesiona los conocimientos médicos con los principios económicos, en vista que los costos para la atención de la salud se incrementan constantemente debido a los cambios tecnológicos, aparece para ayudar en la gestión de la salud para que los escasos recursos del sector sean eficiente y equitativamente utilizados mediante la aplicación de herramientas como las evaluaciones económicas completas y los planes estratégicos financieros.
Por último, invertir en salud no tiene un retorno (TIR) a corto plazo. El retorno de la inversión se manifiesta a largo plazo con el desarrollo de poblaciones sanas, productivas y creativas.
Estos son los objetivos de la Salud Pública y de la Economía de la Salud.
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